Marie.
Marie era una mujer maravillosa. Una mujer de las que ya no se encuentran en cualquier lugar. Caminaba como una dama distinguida, con la frente en lo alto y las piernas desnudas, deslumbraba a todos a donde iba. Sus cabellos caían sobre sus hombros como una lluvia escarlata de finales de verano. Su figura, envidiable. Recuerdo que cuando la conocí en aquella reunión de la preparatoria un viejo amigo la confundió con pero hoy, cuando recuerdo esa noche, creo que fue el único comentario al que una actriz de Hollywood. En su momento no presté importancia a su comentario, habría valido la pena escuchar, reír y seguir bebiendo a un lado del asador, mientras todos reían y recordaban con nostalgia el pasado. Fue un error acercarme a Marie aquella noche; también fue un error buscarla en la tienda departamental en la que trabajaba una semana después. Pero fue inevitable para mí. Lamentablemente no me di cuenta de ello hasta ya era demasiado tarde... Escribí cientos de cartas, ilusionado y ahoga...